Clima de partido de primera división en Parque Patricios, color de clásico para la segunda categoría. El globito salió a la cancha en busca de extender la ventaja en el liderazgo del torneo, posición que conservó sin haber jugado durante el fin de semana. En el otro rincón, el infante conjunto verdolaga con la ansiedad de un niño que estira su mano para alcanzar la sortija en la calesita del barrio. El verdolaga sorprendió en todos los sentidos, ya cuando se publicó la formación oficial se pudo advertir que "el pelado" Pereyra hizo un movimiento propio del ajedrez: movió hacia el banco de suplentes una de sus torres (Iván Macalik) y fue a la ofensiva con otro alfil (Juan Mugabure). Más tarde, ya inmerso en el juego, desplegó un esquema de presión continua sobre el local que ahogó ese juego que tan cómodo le sienta a Huracán: el de rotar el balón por bajo y encontrar huecos que aprovechen la presición de Coyette y Monsalvo y favorezcan las llegadas explosivas de los fecundos Osvaldo y Larribey. Ferro fue uniforme durante toda la primera etapa, con un gasto físico destacable se consolidó desde la sobriedad de su defensa en su innovador cambio a línea de 3, el mediocampo activo y batallador para anular proyecciones y recuperar con rapidez la posesión de la pelota, y una ofensiva ligera en llegar al área rival y efectiva a la hora de agobiar las salidas de los locales. Mención aparte para el arquero Ríos, que una vez más aportó amplia seguridad siempre que lo aproximaron vía aérea y con tiros de larga distancia, no tuvo errores y fue clave durante todo el cotejo. Los de Caballito dominaron toda la primera mitad y contaron con las chances más claras en los pies de Klein tras una jugada personal exquisita, otra de Salmerón que por muy poco no saca provecho de un rebote con un tiro cruzado, y otra llegada vía aérea en que Mugabure hizo rozar el poste con un cabezazo cambiado. Huracán no encontró variantes al asedio visitante y no supo como mantener el juego a su favor, se lo vió impotente y desconcertado a la hora crear peligro.<BR><BR>En los segundos 45, se apreciaba a un Globito con claras intenciones de adelantarse en el campo de juego, pero poco duró esta tendencia y nuevamente Ferro equilibró para mantener la constante del primer tiempo. Ya el partido se hizo más trabado, la dureza se apoderaba en el medio juego. El verdolaga seguía siendo más preciso y consiguió su retribución en una pelota parada, a los 13 minutos Catalán aprovechó y cabeceó un centro cruzado de Klein desde la derecha y abrió el marcador como empuñando esa sortija que regala una vuelta más en la calesita.<br>A esa altura no era sorpresivo el resultado parcial, porque Huracán nunca había podido encontrar la forma de revertir la practicidad de Ferro. Pereira volvió a mover las piezas con cierta inteligencia, y de inmediato envió a la cancha a Macalik para que acompañe a su compadre Fazio en la zaga. El DT de Ferro supo que el Globito empujaría con voluntad y urgencias, que no le daban margen para la lucidez, y acertó en su lectura, y acertó en los cambios, y acertó en los movimientos tácticos.Luego de convertir la diferencia, el visitante no tuvo inconvenientes para defenderse con seguridad. Si bien debió retroceder metros ante el avance rival, encontró mas espacios para la contra que le permitieron tener bastas oportunidades de extender la diferencia, quizá fue aquí donde mostró la única falencia de su actuación.<br>Solo queda la reflexión de saber que este Ferro ya se ha convertido en un conjunto difícil de superar, que a lo largo de lo que se lleva jugado supo entender que antes de correr hay que aprender a caminar, y mucho antes saber gatear.