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Cuando fue designado para actuar como asistente número dos de Marcos Banegas en el cotejo Sarmiento - Unión Santiago, Ramón Roldán nunca imaginó lo que sucedería el trágico lunes por la noche. Los momentos que vivió lo afectaron psicológicamente a tal punto que se quebró en una parte de su relato y dijo no saber si continuará dirigiendo.
Roldán hizo una reconstrucción testimonial de los hechos, con declaraciones desgarradoras. Por si fuera poco todo lo que tuvo que soportar dentro del estadio de Sarmiento, cuando pudo salir el móvil policial que lo trasladaba protagonizó un accidente de tránsito en La Banda.
“En los 20 años que llevo en el arbitraje jamás pasé un momento tan difícil. Cuando se produce el segundo gol del equipo visitante giro y veo que desde la tribuna local comenzaron a arrojar todo tipo de proyectiles, agradezco a Dios y a la Virgen del Valle que no me pegó ninguno”, comenzó diciendo Roldán.
Luego agregó: “Fue algo horrible y lo primero que se me pasó por la cabeza en ese momento fue lo sucedido en Tucumán (cuando gente ingresó al campo de juego y agredió salvajemente a un árbitro). Ahí nos unimos con los jugadores de ambos equipos, la gente no sabía si pegarnos a nosotros o a ellos. Fue algo horrible que no se lo deseo a nadie”.
“Me duele mucho lo que pasó, me duele que un chico haya perdido la vida; me duele la actitud de la gente que va a una cancha a provocar disturbios y no a alentar a su equipo”, añadió el árbitro en un visible estado de congoja y emoción, llegando hasta las lágrimas. El peor momento
Roldán aseguró que el peor momento de esa noche fue cuando no podían ingresar en los vestuarios. “Una persona que no conozco, nos cerró la boca del túnel y no podíamos ir a los camarines. Entonces le pedí a Facundo Ruiz (capitán y arquero de Sarmiento) que la abriera y pudimos ingresar porque ya la gente se desprendía de la popular y las plateas y se venía para agredirnos”.
“Tuvimos que tirarnos de los 5 metros que hay para abajo como si nos tiráramos a una pileta con agua, en una masa de jugadores, uno encima de otros, para evitar que nos golpeen. Estuvimos desprotegidos y no nos mataron porque no quisieron”, añadió.
Pero no todo terminó allí porque la ira desmedida de los hinchas no tenía límites. “Estuvimos casi dos horas en los vestuarios y cuando la policía nos sacó todavía había gente que nos quería agredir. Una persona quiso golpear a Banegas y resbaló en el barro y no alcanzó su objetivo, pero nos tiraron y ensuciaron con barro. En ese momento llegaron hombres de infantería, de lo contrario no sé que hubiese pasado”, continuó Roldán.
Luego el árbitro indicó: “Subimos al móvil policial y no nos dejaron salir por 25 de Mayo, entonces tuvimos que dar marcha atrás y salir por el acceso de avenida del Libertador, recién ahí sentimos un poco de alivio”
Roldán quedó muy afectado y hasta confesó que pensó en no volver a dirigir. “Psicológicamente me afectó muchísimo esto. Recién vengo de la iglesia de agradecer de haber salido con vida, yo soy muy creyente. En ese momento pensé en no dirigir más. Ahora trato de despejarme un poco, voy a entrenarme, a correr, voy a la iglesia y lloro y ahí se me pasa. Pero si el campeonato empezara este fin de semana yo no dirigiría, porque no me siento de ánimo ni en condiciones de arbitrar un partido de fútbol. También quiero ir a ver un psicólogo que me ayude a superar esto”, afirmó.
“Realmente fue horrible todo lo que pasé, tengo un hijo que se está iniciando en el arbitraje y no quisiera que nunca le pasara algo similar”, concluyó un acongojado Roldán. |
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Gentileza de El Liberal on line. |
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