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Huracán, con un sutil destello de calidad y la gran actuación de Islas volvió al triunfo de la mano de Clausen.
Duelo de necesitados, equipos de cuentas pendientes en el rendimiento sin margen para las apuestas.
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Huracán de Tres Arroyos |
Ferrocarril Oeste |
Nacional B |
Por Federico Medina.
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07-04-2006 |
La plácida noche de Tres Arroyos fue testigo de uno de esos partidos que no encuentra demasiados argumentos para la repartija final, hablamos de los puntos que se llevó el local.
Debutaba Nestor Cláusen en el banco de Huracán, se podría prever un cambio de imagen en el Globito pero no fue así.
El juvenil conjunto Verdolaga volvió a mostrar su juego de balón al césped y su dominio de posesión. Durante la primera etapa los arcos adornaron el escenario, solo se puede puntualizar una llegada clara de Vicente Monje en la visita, en donde mano a mano con Islas, encontró una buena reacción del golero local. Después se pudo ver a un sólido guardameta Verdolaga que respondió con solvencia en los envíos aéreos de los de Tres Arroyos.
Los segundos 45 minutos estuvieron signados por el constante dominio Verdolaga, que se mostraba firme en el fondo y distribuía con acierto en mitad de campo, soltaba sus bandas, le daba volumen al juego y abroquelaba a los locales contra su área. Una y otra vez se aproximaba Ferro, obligaba a los defensores de Huracán y los relegaba a cabecear y despejar balones, las contras se diluían súbitamente en la solidez de la visita, de a poco Islas comenzó a protagonizar el pleito con salvadas relevantes. El incesante Mugabure luchaba en el área y cuerpeaba para generarse sus situaciones, Monje desbordaba con asiduidad y Klein mostraba destellos de precisión en profundidad.
Huracán comenzó a respirar con el ingreso de López Rojas, quien empezó a cuidar la pelota y a hacer jugar a los locales lejos de su área. Así fue que Huracán también encontró sus esporádicas oportunidades, primero salvó Brasca tras un rebote volando y manoteando la pelota por sobre el travesaño. Luego, Francisco López Rojas se salió de libreto y saco una genialidad que pocos imaginaban: vió adelantado al arquero Verdolaga y definió desde 20 metros con una sutileza admirable.
Los de Caballito siguieron acechando, Islas siguió respondiendo. De contra pudo haber liquidado el local pero fracaso en sus intentos, a Ferro no le alcanzó su digno juego y sus llegadas elaboradas para ni siquiera llevarse, lo que hubiera sido un justo empate.
El jurado del destino premió a la calidad aislada ante el juego ordenado y prolijo, por eso ganó Huracán, que poco experimentó de méritos y mucho deberá agradecer a la fortuna.
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