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El complejo deportivo, no mostraba en las tribunas la misma postal que otras tardes. No solo porque este sábado la gente, inexplicablemente, no acompañó en gran cantidad al equipo, sino también porque el hincha mostraba una actitud distendida.
“Si ganamos festejamos… y sino por ahí también…”- comentaba un señor en la popular local. Es que el puntero de la zona, sabía que a esta altura era inalcanzable y que una victoria del visitante complicaría las posibilidades de clasificación de El Linqueño.
Sin embargo, ni bien comenzado el encuentro cualquier especulación sobre el tema quedó al margen. Es que Rivadavia en los primeros minutos salió a buscar el triunfo, y tuvo la primera a los 5` en los pies de Fabio Schiavi que salvó milagrosamente el uno visitante y luego de dar en el palo se fue al corner.
El local siguió insistiendo, con las subidas de Llanos y los desbordes del “intratable” Guillermo Suarez, que cada vez que se lo proponía inquietaba a la defensa rival. Pero en el fútbol se gana con goles, y al Rojo le faltaba terminar alguna de las que creaba.
Por su parte Grupo, trataba de manejar bien la pelota, por momentos lo hizo mucho mejor que su rival, aunque carecía de profundidad, y solo intentaba a través de tiros de media distancia. Esto solo agrandaba la figura de Fibiger que no tuvo mayores inconvenientes para contener los lejanos disparos. Y si no fuera por un cabezazo luego de un error propio que despejó Bassa al corner, prácticamente no había tenido riesgos.
El primer tiempo fue bastante lento y salvo por algunas jugadas aisladas, si alguien hubiera llegado en el entretiempo no se hubiera perdido mucho.
Los segundos 45´ mostraron una actitud más agresiva del visitante, quién en los números era el obligado a sumar si quería mantener la esperanza de clasificar a la fase final. Por su parte el local esperaba y trataba de acertar con algún contragolpe, pero las imprecisiones terminaban desperdiciando los espacios que otorgaba el rival.
En una de las pocas corridas del “Guille”, Fernando Badano, de gran primer tiempo, quedó mano a mano con el uno visitante, y luego de eludirlo su definición fue despejada por un defensor en la línea.
Por su parte el equipo Serrano, pudo haber abierto el marcador en varias oportunidades, pero el bahiense, con la uno del Rojo, y las propias falencias de los delanteros escatimaron una por una las claras oportunidades de gol.
Faltando un minuto, cuando Grupo había decidido cerrar la persiana, cuando el empate era más que suficiente y conformaba ampliamente a todos, Rivadavia le enseñó a los Universitarios de Tandil, que para estar bien arriba en el fútbol se debe estar concentrado hasta el pitazo final.
Corría el minuto 44 una buena habilitación de Sepúlveda, lo deja al “Chueco” Nonino de cara al gol, su zurdazo esquinado es bien contenido por Doucede pero en el rebote el único despierto fue Guillermo Suarez, que entrando sin marca, solo tuvo que empujarla.
Otra vez el “Guille” ese al que algunos le reprochan la falta de gol, pero a su vez es el goleador rojo y segundo en la tabla de goleadores de la zona. El intratable, el hijo del viento o simplemente el distinto, despertó el “...ole, ole, ole… Guille, Guille…”. Esperemos que se quede aunque sea un tiempo más.
Pitazo y final. “Y bueno… ahora que clasifiquen…”- decía con tono desafiante, un hincha refiriéndose al equipo del parque. “¿No te gustaría otro clásico?”- le preguntaba el compañero.
Más allá del folclore lindo del fútbol, Rivadavia hizo lo que debía hacer, ganar ante su gente, y asegurar el segundo puesto de la general.
Ahora solo resta esperar por el próximo rival.
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