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Alianza de Cultra Co 1 vs. Rivadavia de Lincoln 0.
En la ciudad petrolera de Cutral Co, el conjunto de Lincoln no le encontró la vuelta a un rival que le sigue dando dolores de cabeza. El ambiente previo, un árbitro localista y hasta la policía también fueron parte de una tarde para el olvido.
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Alianza de Cutral Co |
Rivadavia de Lincoln |
Argentino B |
Por Martín Arzaguet..
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24-04-2006 |
Bienvenida violenta:
Se comenzó a palpitar desde un principio, que la estadía del equipo de Lincoln en Cutral Co no sería la mejor. Ni bien llegado a la ciudad sureña, el colectivo fue recibido a piedrazos por simpatizantes locales, que ocasionaron destrozos de varios vidrios, por suerte sin heridos.
Ya instalados, los jugadores no podían caminar por las calles sin tener que soportar insultos, amenazas, escupitajos y demás agresiones. Con sólo decir que niños en bicicletas y hasta un anciano en silla de ruedas, también protagonizaron hechos de está índole, queda claro que el pueblo en su conjunto, tenía sed de venganza.
Lamentablemente la distorsión de la información de un supuesto enfrentamiento en Lincoln, ya sea por la prensa local o los dirigentes, repercutió en la gente que veía a Rivadavia cómo un enemigo, y no cómo un simple rival. Vergüenza I.
El Partido:
Bajo una linda tarde en Cutral Co, se vivió un partido muy trabado y luchado. El local con la obligación de ganar era el que más buscaba. Intentaba por las puntas pero, ante la férrea defensa visitante, sólo podía llegar con pelotazos frontales, que eran fácilmente rechazados por los hermanos Schiavi, ambos de gran partido.
Rivadavia, por su parte, intentaba aprovechar algunos espacios que dejaba la defensa Celeste, pero no inquietaba al arquero local. Lo mejor estuvo en el pie zurdo de Muñoz, que deslizándose definió muy cerca del palo. Durante los 90´ el ex Cipoletti fue blanco de todos los insultos.
La presión de la gente era cada vez mayor, y pareció influenciar en la actuación del árbitro, porque ante cada grito generalizado, el magistrado pitaba y cada pelota dividida era falta del visitante.
El segundo tiempo empezó con más de lo mismo. Rivadavia que se defendía bien, tratando un poco mejor la pelota, y el local que no le encontraba la vuelta. porque lo que intentaba era rechazado una y otra vez.
Sin embargo, luego de una salida defectuosa de Muñoz, una jugada que en el arranque pareció falta, la pelota le quedó a Prieto, y este con un zapatazo tremendo a los 6´ del segundo, cambió el trámite del partido. El mejor jugador de la cancha, el mas incisivo, el que mas buscaba, obtuvo su premio.
Tras el gol, vinieron momentos de desconcierto para el Albirrojo, que no encontraba ni la pelota ni las marcas. Alianza no supo aprovechar esos minutos para aumentar la diferencia, y permitió que el Rojo se despertará, y comenzará a desplegar su mejor fútbol.
Una vez más, la “manito” del árbitro hizo lo suyo, y de un forcejeó entre Fabio Schiavi y Biandotti, lo deja a Rivadavia con un hombre menos. Ante las protestas de los jugadores del Rojo, interviene la policía en forma violenta, que con empujones y maltratos, parecía que lo que buscaba era la reacción de los jugadores visitantes y no la solución de la situación. Vergüenza II.
Cuándo todo volvió a la normalidad, Juan Carlos Pirez, DT Rojo, mandó a la cancha a Nonino por Muñoz y a Alsina por Badano.
Paradójicamente, con un hombre menos, se crearon las mejores oportunidades de gol. Una en los pies de Alsina, que se fue besando el palo izquierdo de Morales y otra de Guille Suárez que no pudo definir bien.
Pitazo final y festejo medido de los más de 3000 hinchas celestes, porque saben que Alianza no es más que el conjunto de Lincoln y que un gol no es diferencia.
Queda, una semana para corregir errores y 90´ para cambiar la historia. El club de Lincoln tiene todo para revertir la situación, tanto en lo futbolístico cómo fuera del campo. Hay que demostrar que Rivadavia está donde está jugando limpio y no “empetro landó” la cancha. Seguramente la gente colmará el complejo y será una fiesta.
Despedida violenta:
Una vez finalizado el encuentro, los jugadores se encontraron con que no había ni transporte que los trasladarán hasta el hotel ni policías que los custodiarán.
Por lo tanto, tuvieron que caminar las cuadras que los separaban de la cancha hasta el alojamiento, atravesando a la gente del local que los aguardaba fuera del estadio para agredirlos nuevamente. Por suerte solo hubo insultos y algunos empujones pero sin consecuencias mayores. Consejo Federal a tomar nota. Vergüenza III.
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