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San Martín sigue sin poder ganar de local.
En el comienzo de la octava fecha del Nacional B, cayó derrotado por 2-1 frente a Unión.
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San Martín |
Nacional B |
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23-09-2005 |
Un partido especial para todo San Martín. Especial para su pueblo, para
el equipo y para su cuerpo técnico.
Sólo era necesario ver la postura de la gente chacarera la cual, luego
del episodio Acurra hace tan solo 15 días, hacía ver su sentir con
gran cantidad de banderas alusivas.
Por su parte, los jugadores, quienes luego del gran trabajo realizado ante el
entonces puntero, Almagro, querían refrendar en casa, la levantada ante
Unión.
El pesar del cuerpo técnico, para el cual la tabla de posiciones no miente,
afirmando al León como colero del certamen.
Todo derivó en una nueva derrota del León, esta vez a manos del Tatengue santafesino.
Y de movida, arrancó mal para el León. Porque antes de los 10 minutos, antes que
cualquier especulación táctica diera sus frutos, Iachetti facturó, y aunque no
lo gritó por su pasado Albirrojo, hizo más daño de lo que el Bachi supone. Porque
desnudó falencias y carencias.
Al verse en desventaja, el León empezó a ordenarse, adueñándose de la pelota, y hasta creó situaciones de riesgo sobre el arco de Evangelisti.
Pero las contras del Tatengue se hicieron sentir. La endebles defensiva podía llevarlo más abajo aún. Por dos veces, fue Claudio Manchado el que mantuvo la exigua diferencia en contra. San Martín estaba partido al medio: Guillermo Alastra se debatía en soledad para recuperar la pelota, López y Prieto no controlaban el balón y así en la ofensiva poco podía hacer Martín Montagna.
Para el complemento, Pancho quemó las naves. Sacó un defensor para pararse con tres, y adentro Abálsamo. Quedó con tres en el medio, dos enganches y doble ariete ofensivo.
Con todo el amor propio, con Abálsamo como punta de lanza, el León fue una y otra vez hasta que logró el empate con Leo.
La lesión de Pérez había obligado a otro cambio y múltiples variantes posiciónales que terminaron con Negri como líbero. Una posición desconocida, al menos en el profesionalismo, para Oscar. Y esa falta de continuidad en el puesto lo llevó a cometer un penal clarísimo que Bazán Vera cambió por gol.
Toda esa entrega, toda la dedicación y las ganas de revertir la malaria quedaron en intenciones.
Los últimos minutos fueron un calvario para los jugadores, porque el público perdió definitivamente la paciencia pidiendo la cabeza del entrenador para un cambio de rumbo. |
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